Llega la dama oscura
con su capa tramada de asfalto
que sobre mis hombros mora
sumiendo mi alma en espanto.
Tormentas de nada convergen
alzando en invierno el estío
y a la sombra sonríe, malvado
un cuervo de blanco pintado.
La luz se ha perdido,
ya ni por los resquicios entra
mientras se llena de aguas saladas
la verdad que me alimenta
Espero paciente al sol,
tras lo muros sombríos del miedo.
Se durmió entre las nubes oscuras
de donde nunca se despierta.
lunes, 26 de julio de 2010
Suscribirse a:
Entradas (Atom)